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Secta del cuchillo y del coraje

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Sonetangos

Gardel y la muerte


A vos, Gardel, La Muerte, sorprendida,
te sorprendió cumpliendo su rutina.
La Cierta se turbó, y fue genuina
la admiración de la Descomedida.

Se quedó de repente suspendida
entre dubitativa y sibilina,
y al quitarte la vida, te destina
a la Inmortalidad, sobrecogida.

En esa duda de la Parca Muda,
en ese instante de furor y enigma
en que ofician los dioses del misterio,

como informando de tu magisterio,
hizo un gesto perenne la Ceñuda
para hacerte, Carlitos, Paradigma.


Javier
Junio 24 del 2.005

Gardel

(El que cada día canta mejor)


¿Porqué te admiran tanto; quién te quiere?
¿Porqué razón tus tangos de otros días,
suenan hoy como puras melodías
de alguien que ya partió… mas nunca muere?

¿Con qué filo tu voz aún nos hiere:
con la daga de locas alegrías,
con el facón de las melancolías,
o con el simple son de un miserere?

Zorzal en mares verdes de la pampa,
ruiseñor en los légamos del hampa
y jilguero en fantásticos salones,

hoy tu voz ya es eterna: se hizo historia
en el lindo arrabal de tu memoria
y en la avenida azul de tus canciones.


Bernardo.
Julio del 2.005


PIAZZOLLA


Tu música, Piazzolla, es de amapola,
y eco de astros, pastor de semifusas.
Te parieron las Gracias y las Musas
al preñarse de mar la caracola.

¡Qué milagro de azul, qué carambola
en las constelaciones inconclusas!
¡Qué soles y qué estrellas más profusas
para una sola viola que tremola!

Tu bandoneón es de hidromiel y vino
y es águila que abre sus dos alas
en medio de esas noches sin destino,

cuando con tu furor nos apuñalas
y en un dulce dolor nos acorralas
mientras gime en tu fueye “Adios Nonino”.

 

Javier
Septiembre 24 del 2.005

GORDO DE CRISTAL


Al escuchar tu bandoneón amado,
ese fuego que oscila entre tus manos
y alumbra el rito de los reos urbanos
mi corazón se siente renovado.

Al escuchar mi corazón cansado,
hogar caliente para los hermanos,
llama pequeña de los sueños vanos,
llora tu bandoneón acongojado.

Y cuando miro tu figura triste,
Gordo-Cristo del Tango sin final,
pienso tanto en el amor que diste

con sonrisa de bueno proverbial,
que entre tanta amargura que sufriste
me pareces un Buda de Cristal.

 

Javier
Agosto 28 de 2.004

 HOMENAJE A DON JULIO SOSA


Venías de Las Piedras, allá por Canelones,
y de una humilde casa de pobres infelices.
En la más dura brega tus padres eran peones.
Ella, lavaba ropas. El, cortaba raíces.

Llevaste a Buenos Aires muy grandes cicatrices
que se hicieron más hondas junto a los corazones,
duros o silenciosos, (aunque tu los bendices),
de mujeres que amaste con sus imperfecciones.

Antes de ser cantor y sin par entre pares,
vendiste cachivaches por ganarte algún mango,
mientras soñabas cielos delante de los bares,

en los que luego entraste, cuando tuviste el rango,
como entraba en la guerra el mismísimo Ares,
como inmortal sin miedo, como El Varón del Tango.

 

Javier
Noviembre 27 del 2.004

DEQUERUSA, RIVERO


El jovie trovador del siglo diez y nueve
que trajo a la ciudad vidalita y milonga
no supo que en sus barrios su musa se prolonga
en tangos compadritos y en violas de su plebe.

Si se espiantó esa musa que tanto nos conmueve,
que nos batía del gaucho y su vida mistonga
volvió al manyar las notas del fueye que rezonga
y hace llorar al punga y al fiolo más aleve.

El que por los cuarenta como perro escobero
reventó el burro viejo de la canción de rango,
fue un zorzal muy debute que yugó de violero,

rana jetón sin guita, mas punto de arremango
que copó su chamuyo y deschavó su tango,
el capo más piernún: Don Edmundo Rivero.

 

Javier
Junio 5 del 2.004

DISCEPOLÍN


Todo interroga tu nariz ganchuda
porque todo te duele o te pregunta,
todo te cruza a vos de punta a punta,
todo viento que sopla te desnuda.

Todo infeliz que pasa te demuda,
todo el sufrir a vos te descoyunta
y toda aurora o luna que despunta
te mata de inquietud y pena y duda.

Eres Discepolín el más humano
y el más triste de todos los poetas:
del reo y del linyera fuiste hermano,

y del ciruja eterno compañero.
Y por eso en un cielo de profetas
entre todos los santos vas primero.


Javier
Marzo 2005

LOA A HOMERO MANZI

Para José Eduardo Weidman

Nuestra Secta, la Secta borgesiana,
que vio al Tango subir por la colina
del Olimpo que Apolo patrocina,
encomia y canta a la musa hermana

de la tierra Argentina, de la ufana
patria de Manzi, pluma diamantina
que con Gardel, a la mansión divina
elevara a la musa americana.

La yunta de placer y sufrimientos
que el Poeta de "Sur" siempre trashuma
con la gota de lluvia y con los vientos,

con el sándalo y el hacha que perfuma,
en sus tangos está y está en su pluma
de pastor de luceros y elementos.


Javier
Marzo del 2005